Los 5 Problemas con la Teoría Fundamental del Color
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La teoría del color es una de las primeras cosas que se enseña a los diseñadores gráficos. Deconstruye la técnica del color, resumiéndola en reglas simples que puedan aplicarse fácilmente en tu obra. Te enseña sobre la rueda del color, los colores primarios/secundarios/terciarios, la temperatura del color, la armonía del color y la psicología del color.
Sin embargo, como esta teoría fundamental del color es tan fundamental, simplifica ciertos aspectos y omite algunos matices. Después de todo, son reglas básicas que están pensadas como resumen general del concepto del color, todo en uno. Pero si quieres ser un verdadero profesional, debes ir más allá.
En este artículo veremos cinco mitos de la teoría del color, tratando de entender lo que la teoría original ha omitido por cuestión de simplicidad.
1. Mito de la Temperatura del Color
El concepto más básico en la teoría de color hace referencia al hecho de que los colores pueden dividirse generalmente en dos grupos: colores fríos y colores cálidos. Esta división es útil, porque los esquemas de color basados en tonalidades de un solo grupo suelen quedar bien en conjunto y resultan consistentes. Este concepto se basa en algo que los fotógrafos llaman balance de blancos.
Los colores que vemos en nuestro entorno son creados por la luz. El color de esta luz, por tanto, afecta a todas las tonalidades de la escena, cambiando todos los colores de manera consistente. Cuando el tono del color de la luz es consistente, nuestros ojos la anulan, de modo que distinguimos el blanco como blanco incluso si parece amarillo o azul.



Cuando el blanco de la foto parece amarillo, el resto de colores también se vuelven amarillentos — decimos que son cálidos. Cuando el blanco parece azul, el resto de colores se vuelven azulados — y decimos que son fríos. Los colores cálidos y fríos tienen distintos significados en la psicología del color, pero la lección más importante que debes sacar de esto es que los colores cálidos quedan bien sobre otros colores cálidos, y los fríos sobre otros fríos — pero cuando se mezclan, llaman demasiado la atención.



Pero, ¿cómo distinguimos colores cálidos y fríos? La teoría fundamental del color nos ofrece una fácil solución: la rueda de temperatura del color. Está dividida prácticamente por la mitad, separando los colores en cálidos y fríos.



Aunque en este dibujo no hay nada fundamentalmente incorrecto, simplifica demasiado el concepto de la temperatura del color. Esto conduce al malentendido de que hay colores que son cálidos y fríos por sí mismos, como si la temperatura fuera una propiedad del color. Decimos que el verde es frío y que el rojo es cálido, así de simple. La norma general es: cuanto más azulado sea el color, más frío es, y cuanto más amarillento sea el color, más cálido es.



El problema es que la temperatura de un color no existe por sí misma. No puedes tomar un color de la rueda de colores y saber si es cálido o frío. ¡Deja que te lo muestre! Piénsalo por un momento — ¿qué temperatura tiene este color?



Si has usado la rueda de temperatura del color como referencia, habrás dicho que es frío. Ahora, vamos a darle un amiguito:



¿Te sigue pareciendo frío? Probablemente hayas notado que es notablemente más cálido. Entonces, ¿ahora es cálido? Vamos a confundir más las cosas añadiendo otro color más:



¿Ahora cómo es este color: cálido, frío o neutral? La solución es: ambos, y ninguno. Los colores no tienen temperatura por sí mismos. Percibimos la temperatura al compararlos — no se trata de lo azulado que sea un color, sino lo azulado que sea en comparación al resto de colores de la escena. Podrías tomar el azul y hacerlo cálido acentuando su relación con tonos rojizos.
Por lo tanto, una rueda de temperatura del color más correcta sería algo así:






Aun así, no deberías fijarte en esta rueda para escoger tonos cálidos y fríos, sino encontrar la relación entre ellos; p.e., el verde es más cálido que el azul, pero más frío que el amarillo. Después de todo, lo único que se necesita para cambiar la temperatura de un color es darle un tono más amarillento o azulado — y esto puede hacerse con cualquier color, lo cual hace que la rueda de temperatura de color clásica no sirva para nada.



Así que en lugar de limitarte a una sola mitad de la rueda de colores, asegúrate siempre de que todos los colores de la escena tengan la misma tonalidad — ya sea azulada o amarillenta. Esto basta para crear la consistencia atractiva de un balance de blancos intencionado.



2. El Color es Relativo
La rueda de colores muestra todos los colores juntos. Parece la herramienta perfecta para un diseñador gráfico, la paleta de muestras de color definitiva. Y, sobre todo, resulta agradable contemplarla — ¡parece un arco iris perfecto y brillante!



Entonces, ¿qué tiene de malo algo tan impresionante? Básicamente, que es artificial. Los colores se ven diferentes cuando forman parte de un arcoiris, y diferentes cuando forman parte de una escena más realista — incluso cuando son exactamente los mismos colores. Tu cerebro obtiene exactamente la misma información de la luz que incide sobre los objetos, pero su interpretación no tiene por qué ser la misma.
He comentado algo sobre el tema en la sección anterior, cuando he mencionado el balance de blancos. Vemos el mundo bajo distintas condiciones lumínicas a lo largo del día y la noche, y aun así no notamos una gran diferencia. Eso es porque nuestro cerebro anula los efectos de esos cambios, haciendo que veamos algo constante. Cuando vas andando por la calle de noche, las habitaciones que hay detrás de las ventanas pueden parecer amarillas o naranjas. Pero al entrar, resulta imposible encontrar ese tono naranja.



No se trata de un error, sino de un mecanismo — nuestro cerebro nos ayuda a reconocer objetos mostrándolos de igual manera independientemente de cómo se vean en realidad. Una manzana roja se verá roja, ya esté iluminada directamente por el sol, oculta en las sombras o inundada de una luz suave y grisácea en un día nublado. Mientras todo el entorno se vea afectado de la misma manera por los cambios de luz, nuestro cerebro sabe como "eliminar" este efecto.
Mira la foto de nuevo. Todos los objetos parecen blancos, aunque no lo sean. Si compruebas estos colores, verás que hay distintos tonos de gris, cálidos y fríos. Pero podrías decir: "Sí, en realidad no son blancos, pero se parecen bastante".



Vamos a sacarlos de la escena un momento. ¿Te parece que sean prácticamente blancos?



¿Qué ha pasado aquí? Tu cerebro interpreta la escena en conjunto. No distingue los colores como haría el Selector de Color de Photoshop. No le importa el tono o el brillo objetivos; solo le interesa el significado de los colores. Y ese significado se presenta en forma de información visual que no tiene mucho que ver con las propiedades objetivas del color de un objeto. Resulta más útil ver la estantería como blanca — tal y como sería en condiciones lumínicas ideales — en lugar de percibir los lados sombreados con una coloración distinta por alguna razón.
Probablemente esta sea la causa de la confusión sobre el Vestido — una foto famosa que hizo que la gente cuestionara su propia visión. ¿Cómo es posible que los mismos colores puedan verse azul y negro o blanco y dorado? La foto no estaba bien iluminada, causando que a nuestro cerebro le resultara muy confuso interpretar los colores. El cerebro de algunas personas elimina una supuesta sobreexposición, interpretando los colores como azul y negro gastados. El cerebro de otras personas eliminó una supuesta sombra, interpretando los colores como blanco y dorado oscuros. ¡Pero en la foto no había suficiente información para decidir cuál de las opciones era la correcta!



Este mecanismo de nuestro cerebro hace que trabajar con color sea complicado. Un color tomado directamente de la rueda de colores puede cambiar mágicamente una vez puesto en la escena. Por supuesto, en realidad no cambia — parece que cambia. Pero cuando se trata de colores, ¿qué importa más — cómo son o cómo se ven?
Volvamos a la rueda de colores. Probablemente veas dos tonos distintos de morado: uno oscuro a la izquierda y otro claro a la derecha, algo como los cuadrados de aquí abajo. Pero lo cierto es que son el mismo color, #8000FF






Entonces, ¿cómo es el #800FF
de verdad? ¡Lo cierto es que nada! Los colores se crean a partir de relaciones. Incluso la rueda de color más "neutral" te muestra los colores en relación a un fondo blanco y entre ellos. Y una vez que sacas un color de una relación con otro, la nueva relación lo convertirá en un nuevo color.



La rueda de colores es, por tanto, un punto de partida muy básico. No deberías decidir qué color vas a escoger según cómo se vea en la rueda de colores. El rojo brillante puede resultar muy agresivo dentro de un arco iris completo, pero puede convertirse en un tono bastante apagado cuando no hay azules ni verdes alrededor. De igual modo, el morado se ve oscuro y tenue en la rueda, pero puede brillar de manera espectacular con la compañía adecuada.



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3. El Valor Es Más Importante Que el Tono
La rueda de colores puede emplearse en teoría del color para mostrar la relación entre los colores y ofrecerte un par de soluciones preparadas para una buena composición. La teoría fundamental del color te enseña varios esquemas de color, como el monocromático:



... el complementario:



... el análogo:



... el complementario dividido:



... o la tríada:



El concepto es que nuestros ojos distinguen las relaciones entre los colores, y si las relaciones están organizadas, el esquema nos parece consistente. El problema es que este método solo consnidera el tono, y el color es mucho más que un tono. Por ejemplo, estos tres tienen el mismo tono, pero puedes ver lo diferentes que son.



Pero no te sorprende, ¿verdad? Como diseñador gráfico, probablemente hayas aprendido sobre la saturación y el brillo. La teoría fundamental del color habla sobre claros (colores con saturación baja) y sombras (colores con brillo bajo). Esto proviene de la pintura tradicional, en la que la saturación se rebaja añadiendo blanco, y el brillo se reduce añadiendo negro.



Lo que tal vez te hayas perdido mientras aprendías los fundamentos es el concepto de valor. O se pasa por alto o se enseña como un equivalente al brillo. Eso es porque no puede modificarse con ningún deslizador en Photoshop. El valor es algo que todos los colores tienen por defecto, y solo puede modificarse cambiando la saturación y el brillo.
Entonces, ¿qué es el valor? Es el brillo relativo. No es el brillo que tiene un color, como el brillo/luminosidad que puede medirse con el Selector de Color. Es lo brillante que parece el color en comparación al resto. Y como nuestros ojos no son igual de sensibles a todos los colores, vemos algunos colores más oscuros y otros más claros — aunque en su forma pura todos tienen un brillo al 100%. Su valor puede verse fácilmente al desaturar la rueda de colores:



La explicación de este curioso fenómeno es bastante simple, si sabes cómo se crean los colores. La luz blanca se compone de tres colores primarios: rojo, verde y azul (RGB). El blanco es el color más claro de todos — su brillo relativo (valor) es del 100%. Pero si es brillante un 100%, eso significa que sus componentes deben tener un brillo menor al 100%. Y eso es exactamente lo que pasa: el rojo tiene un 30% de brillo, el verde un 59% y el azul un 11%.



Como el valor depende de nuestra percepción y no de la posición de los colores en la rueda de colores, la rueda no nos ayuda para nada en cuanto a los valores. Los colores dejan de ser regulares; en un lugar el valor aumenta, luego disminuyte, y luego aumenta por un momento y vuelve a bajar — sin ningún orden. Y eso es porque los colores primarios (los componentes del resto de colores) no son iguales en valor.



Tendrías que reorganizar los colores para crear un orden correcto de valores, pero es imposible crear una rueda a partir de estos porque hay un principio (oscuro) y un final (claro).



Volvamos a los esquemas cromáticos armónicos. Parece que proporcionan soluciones buenas y que funcionan, pero si intentas aplicarlas a tu diseño, tal vez descubras que todos estos esquemas, en su forma pura, son llamativos y desagradables. O contrastan demasiado o se parecen demasiado entre sí.
"¡Pero así no es como debes usarlos!", podría decir un profesor de teoría del color. "Necesitas ajustar los claros y las sombras." Y, efectivamente, después de un par de arreglos, estos esquemas triada que contrastan empiezan a resultar atractivos:



Lo mismo pasa con el resto de esquemas cromáticos, ¡incluso los que se componen de colores completamente arbitrarios! ¿Cuál es la diferencia entre un esquema tríada y un esquema aleatorio? Claro, podrías decir que el primero está basado en una relación determinada en la rueda de colores. Pero... ¿qué más da? ¿Qué ganamos realmente con esto, aparte de probar nuestros conocimientos sobre la teoría de color clásica?



Como puedes ver, los claros y oscuros correctos son más importantes para crear un esquema consistente que los tonos. Y los claros y oscuros sin tonos son... valores. Un esquema con un buen balance de valores quedará bien sin importar los colores que utilices. Y, por el contrario, unos colores bien planificado nunca quedarán bien si utilizas los los valores incorrectos.



Cuando empieces un diseño, debes centrarte primero en los valores. El matiz no es tan importante como las combinaciones de colores te harían pensar.



Puedes aprender más sobre valores aquí:
4. La Psicología del Color Universal No Existe
En diseño gráfico, los colores no solo están porque son bonitos. Tienen una función — se usan para crear una reacción determinada en el observador, transmitiendo información de manera directa. La tarjeta de negocios de un abogado debe evocar una emoción distinta a la de un panfleto de una fiesta de Año Nuevo, y en esto los colores juegan un papel muy importante.



La teoría fundamental del color, como siempre, intenta aportar atajos para la psicología del color. El rojo es activo y emocionante, el amarillo se asocia a la felicidad, el rosa hace pensar en feminidad, y el negro es serio y formal. Existen listas larguísimas de lo que significa cada color, dónde usarlos y dónde evitarlos. Pero incluso sin ellas, tenemos cierta intuición sobre lo que funciona y lo que no.
Pero, ¿de dónde procede esta intuición? ¿Por qué hay colores con un significado determinado? No se ha investigado lo suficiente en esta área, pero la evidencia sugiere que el significado de los colores se basa mayormente en la cultura. Dicho de otro modo, los colores se asocian a las cosas para las que normalmente se usan, y se usan para... las cosas a las que suelen estar asociados. Es el problema del huevo y la gallina — nosotros hacemos la cultura, y la cultura nos hace a nosotros. Probablemente hubo algún significado primitivo para los colores con el que todas las culturas comenzaron, pero han evolucionado de distintas formas en distintas partes del mundo.
Esto significa que tu intuición sobre el significado de los colores se basa en lo que ya has visto a tu alrededor, y esto solo lo confirma la teoría de color como una regla que hay que seguir. ¿El azul se utiliza en tarjetas de negocios y logos de bancos y otras instituciones respetables porque transmite confianza y profesionalidad, o vice versa? Es difícil saberlo, pero una cosa está clara: no importa cómo, funciona.



Pero hay un problema: la cultura occidental no es la estándard, ni tampoco global. Puede que lo parezca cuando no sales del círculo de la cultura occidental, ya sea en la realidad o de manera virtual, pero hay una enorme cantidad de personas que vive dentro de otras culturas muy diferentes — y su intuición sobre los colores también puede ser muy diferente.
Por ejemplo, en Occidente el amarillo es el color de la alegría y la caludez, pero en América Latina se suele asociar a la muerte y el luto. En China, el rojo es un color muy positivo, lleno de alegría y energía, pero en Oriente Medio y en algunos países africanos la gente considera este color un símbolo de peligro o maldad. En Occidente, el blanco está asociado por tradición a las bodas, pero en muchos países asiáticos simboliza la muerte — lo tratan igual que los occidentales tratan el negro.



Los colores son como un lenguaje, pero no es un lenguaje universal. Al igual que una misma palabra puede tener distintos significados en lenguas distintas, el mismo color puede interpretarse de manera diferente según la cultura. Ceñirte a una única guía oficial podría ayudarte a conectar con una cultura, pero también a alejarte de las otras. No existe una única interpretación correcta para los colores, y no deberíamos asumir que la nuestra es la estándard.
5. Romper las Reglas Compensa Más que Obedecerlas
La teoría del color está llena de normas que te muestran el camino y hacen que todo sea más fácil. ¿Diseñar un logo para un restaurante de comida rápida? ¡Usa amarillo y rojo! ¿Crear un envase para un producto dirigido a mujeres? ¡Usa colores rosa o pastel! ¿Quieres que tu trabajo sea tratado con seriedad? ¡Utiliza azul oscuro! Y por Dios, ¡evita los colores suaves en un producto diseñado para hombres!



Como he comentado en la sección anterior, estas reglas se utilizan porque funcionan, y funcionan porque se utilizan. Pero como se usan de manera tan extensiva, empiezan a resultar aburridas, neutrales y normales. ¡Y aburrido es lo último que queremos cuando estamos diseñando algo! Por lo tanto, tal vez romper las reglas sea la solución.
Las normas cambian con el tiempo. Un buen ejemplo de esto es cómo el azul solía ser un color para chicas, mientras que el rosa era para chicos. Más adelante, la moda se invirtió, y hoy día es imposible confundir un pasillo de juguetes para niñas con uno de juguetes para niños. Pero la gente se está cansando de esto. Cada vez más padres tratan de asegurarse de no reforzar ningún estereotipo de género en sus hijos, permitiendo que desarrollen su personalidad con la mínima presión posible. Los juguetes y ropa de género neutral están muy solicitados, y diseñar un producto verde o amarillo es una buena manera de hacerlo destacar entre un mar de rosa y azul.



La cultura occidental ha puesto énfasis en la individualidad por un tiempo, alejándose de tradiciones rígidas que normalmente implican limitar a uno mismo para mantener las cosas como siempre han sido. La sociedad se está conscienciando de sus propias necesidades y de cómo las empresas intentan manipularles. No queremos que nos traten como idiotas — y un diseño basado en estereotipos nos hace sentir eso. Como diseñadores, tenemos el poder de dar forma a la percepción del género y los roles sociales — ya sea perpetuando estereotipos o evitándolos.
Nosotros, como personas, nos hemos vuelto más conscientes de cómo nuestras acciones influyen en el medio ambiente. La ecología, el minimalismo y un modo natural de vida están de moda hoy día. El plástico colorido y brillante se está reemplazando por materiales más naturales, y menos empieza a significar más. Parece que el mundo ya ha tenido suficiente de colores brillantes y chillones. Así que debemos tomar una decisión: seguir las reglas solo porque son las reglas, o atrevernos a crear algo nuevo. Y viendo el cartel azul de McDonald's, elegante, discreto y que encaja en su entorno, es difícil no cuestionar la validez de la regla del amarillo-rojo.
Merece la penaa seguir las modas, pero merece mucho más establecer modas nuevas. Y para crear nuevas tendencias necesitas alejarte de las antiguas, ignorando las normas de toda la vida para conseguir crear algo fresco. Después de todo, nadie sabe si estas normas se utilizan porque son las que mejor funcionan, o parece que son las que mejor funcionan porque se utilizan constantemente.
Conclusión
Ser un diseñador gráfico implica ser creativo. Aunque la teoría fundamental del color es una herramienta muy útil para los principiantes, en muchos casos limita más de lo que ayuda. No existe una teoría que aúne todas las reglas del diseño, por lo que la teoría del color no puede ser la definitiva. Debería considerarse más bien una sugerencia, un punto de partida — pero si quieres ser creativo, debes aprender a romper las reglas.
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